Este texto fue producido especialmente para funcionar como texto de sala de la exposición La invención de la libertad de Maximiliano Bellmann, Cristian Martínez y Cristian Espinoza, presentada durante diciembre de 2015, enero y febrero de 2016 en el espacio contemporáneo de Fundación PROA.
La invención de la libertad
Los muros establecen un límite en el territorio, los ojos y oídos solo perciben un rango acotado del espectro electromagnético; todo eso que queda después de los muros junto con lo que no percibimos, forma en niveles y planos nuestro contexto. Durante un recorrido que busca en el interior del edificio, lo exterior como actitud sensible, tres obras ofrecen nuevas lecturas del entorno, una relación dialógica entre exterior e interior, entre percepción directa y los fenómenos más allá de nuestros sentidos.
En Ruido de fondo de Cristian Espinoza, una nube de antenas suspendidas en un sistema de tensegridad recibe señales sonoras del exterior inmediato y mediado por un mezclador, retransmite señales en distintas frecuencias desde el UHF al VHF. Las ondas que llenan todo el contexto, son radiaciones invisibles que componen una capa de este territorio, y dan cuenta de la naturaleza de enjambre de acumulación industrial, mecánica, eléctrica y de ondas.
Orquestación de frecuencias de Maximiliano Bellmann repite el ciclo del día en reflejo al paisaje pero cada vez proponiendo una transformación en la escala cromática que se traduce también en el sonido ambiente, modificado en una frecuencia “análoga” al color. Esta orquestación entre color y sonido, transita el espectro visible y propone de esa forma, versiones imaginarias del entorno. Al tergiversar surge esta composición audiovisual que conecta a la luz y el sonido mediante la duración, el tiempo.
Instrumentos de Cristian Ariel Martínez ofrece una lectura a una realidad que se instala como única posibilidad. Nuestra visualización del mundo es una noción sujeta a las características del aparato de percepción visual; dentro de las frecuencias que podemos captar, estos visores funcionan como herramientas para desglosar, descomponer, deformar, reordenar el espectro en busca de alternativas regulables por el sujeto observador.
Todo límite sugiere posibilidades, que parten de una libertad que solo existe desde que el individuo la invente o genere para desarticular lo preestablecido, y resistir de este modo a la normalización. Cada obra funciona como un dispositivo para actualizar la percepción, el vínculo con la obra y el vínculo con el entorno.